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26 junio 2008

Sobisch: La desmemoriada soberbia del asesino de utopías

El ex gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, fue citado a declarar como testigo en la causa Fuentealba I, que investiga a los autores materiales del asesinato de Carlos Fuentealba, y por el cual está imputado el cabo Darío Poblete.



A la desmemoria que nos pretenden acostumbrar en este juicio los policías de las fuerzas participantes en la represión de Arroyito, se le sumó en el día de hoy la del ex gobernador Jorge Omar Sobisch.

Sobisch llegó al alba a la ex Legislatura neuquina, acompañado por ex funcionarios, familiares y una treintena de punteros militantes del Movimiento Popular Neuquino (MPN) comandados por el ex diputado ultra sobischista Cacho Gutiérrez.

De parte de los miembros de actual gobierno, no se vio apoyo explícito en el lugar y, según trascendió, el actual Gobernador Jorge Sapag y sus ministros siguieron atentos lo que estaba ocurriendo con la declaración testimonial de su co-partidario Jorge Sobisch. También trascendió que ayer estuvieron hasta altas horas preparando el dispositivo policial para lo que sucediera el día de hoy. La estrategia de este dispositivo fue acorde al estilo K: vallado y mucha presencia policial sin armas a la vista.


“No voy a contestar preguntas que me imputen”

Con esta frase, el ex gobernador comenzó su declaración testimonial, “soy un testigo y he venido sin que me haya llegado la citación. Me notifiqué por los medios de comunicación y aquí estoy. Espero que este tribunal sepa hacerse respetar en ese sentido”. Y continuó un preámbulo soberbio previo al interrogatorio de la querella.
El abogado querellante, Gustavo Palmieri, preguntó acerca de la orden de reprimir, (qué orden y a quién) Sobisch dijo que la noche anterior se reunió con el ex - jefe de policía Salazar, que la orden fue permitir que la sociedad circule y que sea un desalojo “sin violencia” -esto último lo repitió hasta el hartazgo. Se le preguntó dónde se encontraba ese 4 de abril, al momento de la represión, dijo que en el velorio de la mamá de la diputada Alicia Comelli y agregó que se enteró por los medios de comunicación lo que sucedía, que lo llamó el jefe de la policía a posterior del hecho para informarlo.
Acerca de la decisión de desplazar de su funciones al ex jefe de policía, Carlos Salazar, y a Raúl Pascuarelli, subsecretario de Seguridad, dijo que la había tomado él porque que era necesario buscar la paz social.
El día siguiente del asesinato de Carlos Fuentealba, Jorge Sobisch realizó una conferencia de prensa desde la casa de Gobierno de Neuquén, en la que asumió ser el único responsable político de lo sucedido; responsabilidad que además se adjudicó en varios medios de comunicación durante lo que restó del año, período electoral en el que se candidateaba a Presidente de la Nación. Acerca de estas declaraciones alegó que “era un momento muy difícil, había muchos periodistas y cruzaban las preguntas, no sé qué contesté”. La querella reforzó la pregunta y el ex gobernador reiteró no recordarlo. De las preguntas realizadas por el abogado querellante, Gustavo Palmieri, sólo se destacaron muy pocas, y casi ninguna incomodó al ex gobernador.

Las preguntas más importantes de la indagatoria fueron las de la fiscal Sandra Taboada, quien le preguntó cuál fue la orden que literalmente dio. Y el ex mandatario contestó -lo que repetía todo el tiempo- “orden de no violencia”, a lo que la fiscal reformuló “¿delimitó, usted, qué era no violencia con el jefe de la policía? Contestó que no. Le preguntó si había algún funcionario en el lugar de la represión y en carácter de qué, respondió que estaba Raúl Pascuarelli, quien había sido invitado por el jefe de policía Carlos Salazar -como si se tratara de una kermés.

El resto de la declaración fue el rejunte de incoherencias de un tirano egocéntrico, que “perdió la memoria”.

Quedó claro, dentro del recinto en el que se lleva a cabo el juicio por el asesinato de Carlos Fuentealba, que el cabo Poblete será el próximo Franchiotti, que pagará por el cobarde asesinato. Queda ver si Sobisch y los demás funcionarios implicados correrán la misma suerte de impunidad que el ex Presidente Duhalde. Por ahora, los/las docentes, junto a organizaciones sociales y políticas, movilizarán mañana, 26 de junio, al cumplirse seis años de la masacre de Avellaneda.

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