El diario Río Negro publicó ayer la noticia de que encontraron el cadáver de Martín Osés en el Paseo de la Costa de Neuquén. Martín es el joven de 23 años que desapareció el 6 de junio en cercanías al boliche Bloke. Su caso fue inmediatamente asociado al de Sergio Ávalos que lleva 5 años desaparecido: ambos jóvenes desaparecieron en un boliche, las cámaras no funcionaban y la policía está involucrada en su desaparición.
La semana pasada se publicó una foto que comprobaba que Martín Osés había estado en el boliche y sus familiares pedían el cierre del mismo. A partir de allí, los empresarios de la noche han publicado muchas solicitadas en las que el boliche se desresponsabiliza y se defiende frente a las supuestas difamaciones.
Finalmente, ayer apareció el cuerpo de Martín. Según el diario Río Negro, el mismo fue encontrado gracias al testimonio de un testigo que lo vio el día de su desaparición circulando por el río y “arrojándose al agua”. Pero claro, como no es posible creer que una persona por su propia voluntad pueda tirarse a un río helado en una madrugada de invierno sin motivo, el diario recurre a la defenestración del joven Osés. En más de tres oportunidades el Río Negro destaca que Osés estaba “bajo los efectos del alcohol o las drogas” y para aumentar su supuesta condición de alcohólico y drogadicto dedican un recuadro a “la vida complicada” del joven. Allí vuelven a sostener que era un adicto, lo definen como una persona “rebelde”, sin estudios, sin una madre que quiera vivir con él por sus malos comportamientos, como un ladrón, vago (que no quiere trabajar en los empleos que le consigue su abuela), como un joven con antecedentes policiales, “un pibe conflictivo”.
Así, construido el estereotipo de un joven vago, rebelde y drogadicto, el diario Río Negro termina creando la idea de que el joven no era digno de vivir y que sus problemas lo llevaron a su propia muerte. ¿Qué valor tiene para este diario –y para la sociedad que lo lee- la vida de un joven pobre?
Pero con esto no alcanza. Le suma otros ingredientes. Era necesario cerrar toda duda con respecto a la posible muerte por golpes de la policía o por los patovicas del boliche. Para ello, el diario describe reiteradamente en la nota, el “esfuerzo” que realizaron los buzos de la Policía por rescatar el cuerpo: era “casi de noche”, “estaba a casi tres metros en un lugar donde hay muchos árboles, tuvimos que hacer mucha fuerza para poder sacarlo”.
Con la aparición del cuerpo, el rescate de los “esforzados” policías y el “prontuario” construido por el diario, el caso Osés no sólo es eliminado de la agenda mediática, sino que también es un caso cerrado para la investigación judicial.
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